FF: Purple Sky 3

Los personajes, (a excepción de los que yo adjunte ósea “Gizem”), y la historia hasta Amanecer pertenece a la gran escritora Stephenie Meyer. Yo solo he creado un final después del que ella hizo en Amanecer.

Capitulo 3: GIZEM POV


Un año más, un año más en este pueblo… no me desagradaba la idea de estar en el, lo que me deprimía era que todos me vieran como la extraña, un bicho raro que había llegado a este lugar porque le era un estorbo a sus padres. Porque sabía muy bien lo que escuchaba en el comedor, lo que murmuraban de mi en los vestidores del gimnasio, lo que susurraban mientras metía mis cosas al casillero. “Ahí va la apática”, si tan solo supieran que realmente quisiera poder entablar una amistad sin que me presumieran de sus vidas, de que hablaran de sus familias cuando yo no tenía una, me molestaba tener que escuchar su mundo rosa mientras que el mío era gris. Quien hubiera pensado que hace más de tres años que le habían ofrecido a mis padres un importante empleo en Tokio, yo terminaría aquí, en un lugar remoto de Estados Unidos, donde lo más interesante del año era cuando alguna vez salía el sol.
No me despedí de la chica que se había sentado a mi lado, Renesmee, se veía amable y me había invitado a ir de compras, le dije que si iría pero realmente no estaba de humor para dar explicaciones del porque no podía ir con ella a comprar ropa. En cuanto escuche el timbre tomé todas mis cosas y salí lo más rápido que pude de la escuela, no me importo si ya estaba lloviendo. Me puse el gorro de mi chamarra y camine hasta la casa de tía Judith.

Abrazaba mi propio cuerpo para no sentir tanto frio, estaba empapada pero no me importaba con tal de no subir al autobús y escuchar murmullos de “la chica sentada hasta atrás”, cualquier cosa como caminar 1 km hasta la casa era simplemente mejor. Tenía puesto los audífonos a un volumen suficiente para no escuchar los pocos coches que pasaban por la carretera. Un poco de pop me podría levantar el ánimo pero no lo había logrado desde que había llegado a este lugar. Todos creían que había llegado a Forks hacia un año y medio pero la verdad era que estaba aquí desde hace dos años. No quise entrar a mitad del año a la escuela, si de por si era considerada una extraña en la escuela desde el año pasado no quería imaginarme si hubiera entrado a la mitad del curso.

Metí la llave a la cerradura, sabía que la tía Judith aun no llegaba porque el seguro seguía puesto desde que lo deje. Limpie mis tenis en el tapete de la entrada no quería llenar de lodo toda la sala y las escaleras, opte por mejor quitármelos y caminar descalza hasta la habitación.

Cuando entró dejo sus tenis en el baño de la recamara para que se secaran y no mojar la alfombra de la habitación. Gizem se sentó en la cama, pensando en su primer día en la preparatoria… y esa voz en su cabeza nuevamente le hablaba, era su consciencia quien nuevamente le hablaba:
“¿Por qué sigues ahí Gizem?”, “No perteneces a esa escuela, para que esforzase si no puedes tener una amiga y mucho menos poder conseguir a el amor que tanto añoras desde que entraste a la escuela”. Y tenía razón, ¿a quién carajo le importaba mi vida? Ni a mis padres les importaba lo suficiente y la prueba era que se habían ido a otro continente dejándome en algún lugar remoto de EU, se les había hecho más fácil dejarme con algún familiar para que ellos libremente trabajaran sin que yo estuviera interrumpiendo con mi presencia.

Gizem abrazo muy fuerte una de las almohadas, acomodándose en la cama en posición fetal, cerró los ojos dejando escapar una lagrima que resbalaba por su piel tersa como resbalaría una gota de lluvia sobre un durazno solitario en el árbol, esperando caer hasta tocar fondo, sería un gran golpe, siendo ese probablemente su fin.
Unos golpes suaves se escucharon en la puerta de la habitación y rápidamente Gizem seco la traicionera lágrima con la manga de su chamarra que seguía húmeda por la lluvia; justo a tiempo para que su tía entrara a la habitación con un sobre blanco en la mano, el corazón de Gizem se acelero pensando en solo dos personas que pudieran escribirle.

“-Giz, querida te traigo una buena noticia amor “– empezó a decir tía Judith sentándose en una de las orillas de la cama alargando su mano para darme el sobre, era una carta y pude visualizar claramente la fina letra de mi madre, ella había enviado esa carta. –Te llego una carta de tus padres cariño – ella siempre era amable conmigo, yo no merecía tanto cariño por su parte. Por más que la tía Judith intentara hacerme sentir bien en este lugar yo me seguía sintiendo extraña, la casa era ajena a mí, la habitación, ella…. Para mi ella era una completa extraña…. ¡No!, Yo era la extraña en este lugar, pero de alguna forma intentaría encajar en este sitio, tal vez eso no sería necesario puesto que la carta que ahora sostenía entre mis manos podría traer un boleto hacia donde estaba mi madre, seguramente ellos me extrañaban como yo a ellos y me sacarían de este frio lugar.

-La cena esta lista cariño, puedes bajar en cuanto termines de leer la carta – diciendo esto salió por la puerta y hasta que escuche el crujir de las tablas de la escalera entonces abrí la carta para empezar a leer la fina letra de mi madre, tenía la fecha de tan solo hace tres días:

“Mi querida Gizem, mi pequeña niña” –esa era la letra de mi madre, era inconfundible.
Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Gizem mientras seguía leyendo aferrando sus manos y dedos a las hojas como si así pudiera sentir a su madre.
“Ha pasado tanto tiempo desde que te abrace por última vez, se que te preguntaras porque escribirte una carta y no enviarte un correo, pues siento que no es lo mismo que leas de una maquina lo que te quiero decir, lo que expreso a que veas lo que escribo de mi mano para ti mi niña.
Quiero que sepas que muy pronto te recompensare el tiempo perdido, ya verás como muy pronto estaremos juntas de nuevo. Tu padre está trabajando y hace todo lo que le piden, así como yo, nuestro jefe es bastante gruñón pero la paga es más que generosa así que se recompensa nuestro esfuerzo, veras que todo esto que hacemos es por tu bien.” – al menos ellos estaban juntos, pensé para mí misma – “Te extrañamos mucho amor, pero muy pronto estaremos siempre juntos, los tres…” – había un borrón o mejor dicho un tachón en la siguiente palabra pero lo que restaba en la carta era su despedida – “Te amamos Gizem, empieza la cuenta regresiva para que la familia este unida, esfuérzate mucho en lo que hagas.”


Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Gizem, sostenía la hoja con demasiada fuerza pero una sonrisa se mostraba en su rostro. Lo que más la ilusionaba era ver a sus padres porque a pesar de vivir con una “tía” no se sentía en casa, ni con familia.

Me seque las lagrimas con mi chamarra para no mojar la carta, la metí en su sobre con cuidado y la metí debajo de mi almohada, esperaba que con eso al menos las pesadillas disminuyeran, me vi al espejo sonriéndole a mi reflejo y baje al comedor.

Tía Judith se alegro al verme sentar enfrente de ella, me paso el plato con mi cena. Tenía que admitir que ella es una excelente cocinera si hubiera puesto un restaurante en lugar de una tienda de regalos le iría mucho mejor. Al recordar su tienda en mi mente se vino el nombre de la chica que me había invitado a ir de compras, no estaba segura de ir con ella yo no era muy sociable y ella se veía que podría ser la más popular de la escuela pero no perdía nada con ir además mi madre me había dicho que me esforzara en lo que hiciera solo había un problema… no tenía dinero, yo sabía que mis padres le mandaban dinero a la tía Judith para mis gastos pero nunca lo necesite, tal vez podría darme un poco lo suficiente como para comprar unos zapatos.

-Tía Judith… – empecé a decir pero ella rápidamente había levantado la mirada

-¿Quieres más ensalada? – me pregunto estirando la mano con la ensalada a mi alcance

-Este, no gracias, es que quería saber si podía salir el viernes con una chica del instituto, ir de compras… – había olvidado el lugar, ¿había dicho Port Angeles o Seattle? Rayos Gizem, que le pasa a tu memoria bueno tal vez así era mejor, si no me dejaba ir entonces no era necesario recordar el lugar.

-Ah Gizem, cariño para eso no me tienes que pedir permiso pero imagino que quieres dinero verdad – Se levanto de la mesa caminando rápidamente a la vitrina de color caoba que hacia juego con el comedor, del segundo cajón saco un sobre amarillo y me lo entrego. No tenía ni idea de lo que era hasta que me dijo que lo abriera. Me lleve una gran sorpresa al ver tres tarjetas american express una de color platino y las otras dos de las normales que sacan en televisión, ¿era en serio? Me conformaba con que me diera unos dólares no una tarjeta sin límites. Ella debió ver mi cara de sorpresa porque me puso su mano en mi hombro sonriéndome, ¿por qué siempre me sonreía?

-Tus padres me las enviaron hace unos meses, empezaron a enviar dinero pero después creyeron que sería mejor no limitar tus gustos, las guarde porque jamás me habías pedido tu dinero tampoco hemos ido de compras juntas –Me sentí mal, tal vez debería ser una mejor huésped con ella, después de todo, ella era la prima de mi padre y tendría que agradecerle más por tenerme en su casa. Pero ¿qué se supone que le diga? “¿Gracias por darme mi dinero?”, eso sonaba algo rudo.

-Muchas… gracias tía Judith – si eso sonaba bien, me dijo de nada en un tono muy suave casi ni lo había escuchado y volvió a sentarse para terminar su comida.
Intente pensar en algo que decir pero el resto de la cena se fue en silencio, cuando nuestras miradas se cruzaban ella solamente me sonreía, se que debía intentar acercarme a ella, pero como hacerlo si cada que la veo solo pienso en que mis padres fueron egoístas al irse a trabajar quien sabe donde mientras me dejaban aquí con ella que jamás había visto antes. Y según la tía Judith a mi me encantaba venir a visitarla cuando era niña, pero seguro fue cuando era muy niña porque no recuerdo absolutamente nada de eso.

Como todas las noches desde que había llegado a Forks no pude dormir más de cuatro horas, por mucho que lo intentara no dormía bien, siempre tenía esa ansiedad dentro de mí que no me dejaba dormir el problema era que no sabía el ¿Por qué? de esa ansiedad.

Nuevamente le gane al despertador, la misma rutina: bañarme, vestirme, peinarme, desayunar, lavarse los dientes, tomar la mochila, caminar al instituto, tomar clases, caminar de regreso a la casa de tía Judith, hacer la tarea, cenar, dormir. Si este día seria igual que los demás. Me mire en el espejo, mi cabello se veía sin vida cuando unos dos años atrás era la envidia de todas mis amigas, me veía más pálida y las ojeras no me ayudaban en nada a verme mejor.

Jamás había tomado el autobús porque me gustaba caminar al menos eso era lo único que podía hacerse bien en este lugar, el problema era la tonta lluvia, algo dentro de mí en lo más profundo de mi ser sabia que adoraba el sol y que anhelaba verlo más seguido pero no recordaba que fuera una fan de el sol.

Llegue al instituto con mis converse empapados pero ya no me molestaba, me daba igual si iba dejando huellas de agua detrás de mí, me bastaba con llegar a tiempo a la clase y poder sentarme hasta atrás sin que nadie me molestara pero una chica de ojos color chocolate me miraba desde una banca, me detuve al ver que me sonreía y corría a saludarme. “ok, supongo que tendré que saludar también, si ella lo hizo primero pues sigo yo o ¿no?”.

“-Gizem, me alegro tanto que llegaras, espera… ¿vienes caminando al instituto? Bueno no importa, ayer no me diste tiempo de despedirme decentemente de ti, soy nueva en este lugar y me preguntaba si te gustaría ser mi compañera de laboratorio, me informaron apenas que me cambiaron de algunas clases porque ya estaban muy llenas y no tendría compañero de trabajo en la mayoría de las clases y aparentemente me han puesto en las tuyas porque tampoco tienes compañera de trabajo.” – Renesmee hablaba muy rápido, parecía que estuviera hablándome el doble de lo que hablo conmigo ayer aunque no recordaba gran parte de la conversación para ser honesta.

-Supongo que está bien - ¿Qué más podría decir? ¿*No necesito compañero*? Además mi madre me había escrito que me esforzara en todo lo que hiciera y tal vez era hora de ser un poco más sociable, tener una amiga ya era ser sociable en este lugar.

“-En ese caso andando, las clases están por comenzar ah! Casi lo olvido, ¿si te dieron permiso para el sábado? Es que estaba pensando en que si lo cambiamos para hoy, ¿qué dices?”. Tenía que estar bromeando, apenas era martes y quería salir de Forks a comprar ¿ropa?

-Yo… no lo sé, es que ni siquiera traigo las tarjetas que me mandaron mis padres – estaba diciendo la verdad, ¿para qué rayos iba a necesitar una tarjeta platino en el instituto? No creía que en el comedor recibieran tarjetas.

“No te preocupes por eso, mi tía Alice viene por nosotras y pasamos a tu casa si lo deseas, es que quería invitarte el sábado a otro lugar, a La Push, varios amigos harán un picnic y me dejaron invitar a alguien que dices? ¿Sí? ¿Sí?”

Yo jamás había ido a La Push, siempre escuchaba a los demás hablar de ese lugar, la reserva que había a unos kilómetros de aquí, pero nadie se había molestado en invitarme, aunque después de todo yo no hubiera aceptado las invitaciones. Pero si quería que la única persona que me hablaba siguiera haciéndolo tendría que aceptar.

-Supongo que está bien – debía buscar mejores frases para aceptar ir a lugar con personas. Caminamos a la clase de laboratorio en donde sería la primera vez que tendría compañero aunque ahora que lo pensaba antes de entrar a la preparatoria yo no tenía compañero de trabajo en la otra escuela y era extraño que ella entrara una semana después del inicio de clases, no se lo había preguntado y parecía que nadie lo hubiera notado.

-Oye, ¿por qué tú te inscribiste una semana después de que iniciaran las clases? – no me había dado cuenta pero ya estábamos en el laboratorio, deje mi mochila en la mesa.

“-ah hay una buena explicación para eso, mi madre no estaba muy segura de si debía inscribirme aquí o buscar otro lugar y mi tía Alice, bueno ella prefería simplemente que estudiara en casa pero yo quería conocer este lugar, así que finalmente gane una apuesta con mi tío Emmett de que convencía a mi papá de que me dejaría estudiar aquí”.

No entendí ni la mitad de lo que me estaba diciendo pero no iba a entrometerme, al menos ella sabia como hacerle para que los demás no la vieran como la nueva, yo llevaba aquí dos años y seguía sin poder relacionarme con alguien de este lugar.

Las clases pasaron y ella me contaba de su vida, parecía que había personas con vidas perfectas porque ella era un claro ejemplo de tenerla. Al parecer toda su familia es muy unida, sus padres son empresarios, en eso se parecían a los míos, su tía ¿Alice y Rosalie?, les encantaba llevarla de compras a donde ella quisiera, practicaba deportes con sus otros tíos, pero aún no me contaba de alguien.

-¿Y… el muchacho que vino a recogerte ayer? ¿Es tu hermano? – al parecer se sorprendió de que me hubiera dado cuenta de que la había visto, pero no fue a propósito, salió rápido del salón, pero antes tenía que recoger varios de mis libros que tenía en el casillero y cuando salí ella estaba en la moto de alguien bastante atractivo.

“No, no es mi hermano, de hecho… ¿te puedo contar un secreto?” Asentí una vez con la cabeza, ya iba progresando, la mitad del día y ya alguien me contaba secretos, creo que hoy me levante con el pie derecho. “Es mi novio, pero no se lo hemos dicho a mis papás porque ellos aún me ven como una niña, sé que me veo como una pero soy lo suficiente madura como para salir con alguien” En definitiva yo no era la rara en la escuela.

-Pero ¿qué él no está un poco mayor para ti? No es que me quiera entrometer es solo que el parecer tener como unos 25 o 26 y bueno tú tienes 15 o 16 ¿no es demasiada la diferencia? – O tal vez Gizem, es que tú vivías en la época antigua donde todavía existe el amor.

-No – se rio yo diría que nerviosa – Jake es todo un traga años, en serio créeme, aparenta tener unos veintitantos pero tiene menos, apenas inicio la carrera – si ella lo decía, yo le creería, además ese no me tenia porque interesar.

Finalmente las clases terminaron, al parecer hacíamos buen equipo en gimnasia o eso fue lo que dijo el profesor cuando nos vio jugando tenis y le habíamos ganado a un chico rubio y a Karla, la porrista estrella.

-Me alegro que me hayan cambiado a tus clases – me dijo Renesmee cuando íbamos saliendo del lugar. Le sonreí pensando que eso sería mejor que mis tontas palabras.
Se dirigió al estacionamiento y la seguí, me preguntaba si ella llevaba coche o si su tía nos esperaría ahí y me quede boquiabierta al ver un convertible plateado, no sabía mucho de autos pero ese parecía un modelo reciente y obviamente no era la única con la boca abierta. Más de la mitad del equipo de baloncesto miraba sorprendidos el auto. Del auto bajo una mujer con el cabello corto, llevaba lentes de sol, un poco extraño dado que siempre estaba nublado aquí, abrazo a Renesmee y después me miro.

“-Mucho gusto, tú debes ser Gizem ¿cierto?, Renesmee casi no nos ha contado de ti, me gustaría ver si serán mejores amigas así como alguna vez vi que Bella seria mi mejor amiga…” se detuvo cuando Renesmee le dio un ligero codazo – “Pero que descortés soy, soy Alice, la tía favorita de Nessie” ¿Nessie? Qué extraña forma de llamarla. “-Entonces nos vamos ya? Tenemos que irnos rápido para encontrar las mejores tiendas aún abiertas”.

-Eh… Bueno yo tengo que ir a la casa de tía Judith por mi dinero… - pero ella ya me estaba empujando para subirme en el pequeño espacio del convertible y Renesmee entro después de mí.

“-No te preocupes por eso, no las necesitaras créeme, ya lo tengo todo arreglado, iremos por las compras luego iremos a la casa para comer sino Rose se pondrá como loca histérica por haber secuestrado otra tarde a Nessie para mi sola además de que me recriminara de que no entro a esas clases de cocina para que su sobrina no coma por las tardes en su casa.” – no pensé que una persona pudiera hablar tan rápido como lo estaba haciendo, no sabía si asustarme o impresionarme.

Mire a Renesmee quien me miraba apenada y me sonreía tímidamente, también le sonreí, esperaba que a la tía Judith no le molestara el que no fuera a cenar el día de hoy.

Llegamos a Seattle en muy poco tiempo, me asusto la forma en que su tía manejaba, era aterrador ver como la manecilla no bajaba de los 170 k/h.

Cuando me di cuenta, ya tenía dos bolsas con ropa en cada una de mis manos, su tía tenía problemas con las compras me preguntaba si ya la estaban tratando o es que nadie había notado su manía de comprar lo primero que viera en cada una de las tiendas, incluso me había comprado diademas cuando yo siempre usaba mi cabello recogido, pero no podía quejarme tanto, la verdad era que me la estaba pasando muy bien… de hecho, mejor de lo que podía imaginar, mientras la tía de Renesmee había ido a comprar pares de zapatos ella y yo nos quedamos comiendo un helado, al principio me sentía extraña pero ahora me reía junto con Renesmee cuando su tía quiso llevarse un cartel enorme que promocionaba trajes de caballero, según ella para mostrárselo al papá de Renesmee y poder saber si le quedaría bien.

-Renesmee… ¿te gusta que te digan “Nessie”? Quiero decir, ¿No te molesta que te llamen como el monstro del Lago Ness? – No quería preguntárselo pero me sentiría mal si lo que le molestaba era que la llamaran por su nombre original.

“-De hecho, me gusta que me digan Nessie o Ness, es más corto que Renesmee además estoy acostumbrada porque desde niña mis tíos y… amigos de la familia me llaman así” – hizo una pausa pero me sonrío, eso significaba que no le molestaba mi pregunta – “Puedes llamarme Nessie, no me molesta y a ti te gusta así todo tu nombre o ¿tienes alguno más pequeño?”

-Siempre me han dicho Gizem – le respondí, no recordaba que alguien me dijera de otra forma

“-¿Qué te parece Giz? ¿Puedo llamarte así?” – me reí y me sorprendió la facilidad con la que ahora reía, esta debía ser mi nueva yo, junto con el nuevo nombre… “Giz”.

-Me gusta la idea, Nessie. – le dije en complicidad.

Su tía Alice salió finalmente con un cartel y nos subimos a su auto, el viaje de regreso fue más corto, no solo por la velocidad a la que iba, también porque su casa estaba en las afueras de Forks. Era preciosa su casa, no la envidiaba porque yo no me quejaba de donde vivía ahora pero ella tenía una enorme casa, lo que toda una chica querría seria dinero, una enorme casa y familia que le diera lo que quisiera.

Ella tenía todo eso y seguía siendo una persona normal, no se creía por encima de las demás ni menospreciaba. Tal vez había encontrado a una amiga de verdad.

Entre a su casa y en la entrada había varias personas que nos sonreían, un hombre musculoso abrazando a una mujer hermosa, cualquier modelo lloraría con tan solo verla. Un hombre con cabello rubio fue hasta la tía de Nessie para ayudarle con todas las bolsas, supuse que era su esposo. Y la otra pareja imagine que eran los padres de Nessie, se veían demasiado jóvenes, hasta podrían parecer sus hermanos, él tenía las mismas facciones de Nessie y ella tenía el cabello del mismo tono que Ness.

-Bienvenida a nuestra casa, debes ser la amiga de Nessie, soy Bella Cullen, la mamá de Ness y el es Edward su padre – su mamá era muy amable conmigo, pero su padre me veía con molestia, todavía no hablaba y ya le molestaba a alguien de la familia de Nessie, bien hecho Gizem, apenas crees tener una amiga y ya lo estropeaste todo.

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Bueno hasta aquí llego este capítulo, me costó trabajo terminarlo porque no me sentí “Gizem”, jajaja no me sentí ni triste, apática o enojada como para ponerme a escribir, he estado muy feliz últimamente y no me salía el personaje, tuve que ponerme a ver películas tristes… y vaya una me deprimió tanto que ni podía escribir jajaja lo sé soy extraña. Pero ¿qué tal va? Alguna duda pueden preguntarla. Bien, Edward la ve medio molesto por una muy buena razón.

“I’ll show you sweet dreams next night”
V.K.

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